Me he cansado de escribirle al silencio eterno de tu mirada.
De reflejarme en las aguas turbias de mi pensar.
De mirarte en el pasado y anhelar estar ahí.
Me he cansado de ocultar bajo el alba mis deseos,
pues es pecado y pecadora soy.
Me he cansado, y aun así,
consigo fuerzas nuevamente,
para pensar en ti.
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