¿A que saben los besos cuando son de fierro?
¿Cuándo se encajan fijos y sin conciencia?
¿A que saben los labios que impunes hablan de amor y ruego?
Tus besos saben a engaño desabrido,
Mordaza que envenena en cada suspiro.
Tus labios insípidos de deseo,
Fríos susurros de desaliento.
Sabido es hoy mi desosiego, en público clamo, gimo y quejo.
Mas no hay consuelo que valga o cure, que así lo acepto y así
yo muero.
Has aventado la cana al aire, y paciente espero que crezca el
pelo.
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